desde que floreció,
cada día la riego en mi pensamiento con sus alegrías y mi dolor.
Tantas las cosas que sin poder hablar…
ella siempre entendió.
Una vez al año la exonero
pero cada día esta rosa quiso estar en lo más profundo de mi corazón.
Amo tanto su sencillez…
y quiero igual al maestro
qué para el mundo la pintó.
Josep Domènech i Sánchez.
Gracias por compartir tu bienaventurado don,
«gracias»,
por vestir la vida con tu color.
Poema propio.
Fuente de la imagen :
Cedida por su autor
JOSEP DOMÈNECH I SÁNCHEZ