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Uno vuela tan alto como
el otro tapa todo su encanto.
El primero, duro, es como una roca.
Son sus manos dagas y sus piernas piedras que, como acero, hasta la cima contra otras chocan.
El segundo es inquietud de inquietudes,
buscador de interiores, de blancos manchados.
Sin pincel, pero en la mano y con bendito trapo, en lienzos plasma una vida
sin vivos colores que dan sosiego
a los ojos cuando sus cuadros están mirando.
Así son ellos…
Diferentes caminos,
diferentes lugares.
Uno siempre al aire libre y el otro
escondido de sí mismo y de sus verdades.
Sus obras son tan grandes como su gran humildad y carencia de vanidades.
Los dos calzan nobleza y, a la vez, simpleza.
Y una cosa viven en común:
el gran tamaño de sus corazones.
Así son amor en mí,
porque solo el amor vive en sus rincones.
Francisco Marín (el novato)
En la mirada, siempre un cielo y una cima donde gritar con sus hijos:
«Lo conseguimos, felicidades».
Josep Domènech i Sánchez
De bondades,
maestro en la perfección
de la corrección.
Siendo de colores empañados sus creaciones.
Montañero y pintor.
La vida os da las gracias
por haber sido y ser,
en su tiempo, almas de libertad
y de profesión… guerreros y luchadores.
Poema propio.
Fuente de la imagen… Propias y:
https://www.desnivel.com/escalada-roca/francisco-marin-novato-espero-hacer-9a-antes-de-los-70-anos/