
cada día se suicida.
Las sombras de los recuerdos
al galope pasean cuando tuercen por el pensamiento sus esquinas.
Nuestras emociones se disparan entre inmundicias,
nuestro reloj marca eternamente en punto las eternas prisas.
En el corazón las ilusiones
de los sueños rotos,
mientras nuestras verdades como cobardes se esconden
más allá de la rutina
de sus mentiras.
Somos dueños de nada,
poco más que simples roedores
que se ocultan cuando la luz de la justicia brilla.
Bufones de mal teatro
cuando las cucarachas son las estrellas que más brillan.
Poema propio.
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