Escucho al viento susurrar su risa,
pero fue tan grande
el silencio de su adiós que
se vierte en mí como velo amargo.
Mi corazón aún viste sus colores,
tengo en el paladar su amarga ausencia.
En el cuenco de mis pensamientos
aún bebo de su licor
que moja mi dolor
desde que mis ojos no son
en los suyos presencia.
Poema propio.
Fuente de la imagen IA