Me entrego al desvelo de la noche
y en su soledad encuentro mi consuelo,
soñando con el día que vendrá,
y a un amanecer de colores y sin miedos.
La luna mientras se burla de mi suerte,
reflejando en sus destellos
mis anhelos
recordándome quién soy
y quién no debería serlo.
Quizás no fui caballo de batalla,
quedándome como percherón
que no sabe quién peina sus cabellos.
Poema propio.
Fuente de la imagen… IA