Se alejó de mí el amor con quien compartí mi vida.
Se fue sin decirme adiós, sin respirar su último aliento, sin estar junto a su dolorosa y afligida agonía.
¡Qué triste debió ser su último suspiro, sin una tierna mirada que acariciara tan dolorosa despedida!
Entre sirenas se la llevaron y en un rincón del cielo la dejaron.
No perdonaré a quienes por interesada dejadez, la dejaron desahuciada y a mí enterrado en vida.
Mi corazón se quedó en pausa, preso del momento de una partida tan inesperada como amarga.
Que les perdone Dios…
Si es que algún día por aquí pasara.
Poema propio.
Fuente de la imagen… Propia