Recorrí con labios y manos
cada centimetro de su adormecido cuerpo
hasta quedar atrapado con mis dedos
entre el grosor de sus senos.
Bajo el torso de su piel
quedé arrinconado hasta que sus gemidos explotaron de placer mi deseo.
Todo pasó casi sin querer,
y sin nuestro amor crecer
jugamos a una locura sin ponerle nombre,
que no supimos si vernos o dejarnos de ver.
Conocí la profundidad de sus misterios,
sus más hondos secretos,
sus fantasías que ya un día
solo recuerdo llegaron a ser.
Ilusión soy sin ser mago,
amante sin de ella ser amo…
Necesidad de una pasión que
no quiere ser ceniza de volcán
ni en nadie triste fuego apagado.
Poema propio.
Fuente de la imagen. IA