
Se acabaron las prisas por llegar siempre a ninguna parte.
El tiempo del reloj ya no importa.
El andar se vuelve más pausado.
La mirada se detiene en todos y en todo lo demás donde antes nunca se había fijado.
La vida ya ha cogido el billete de vuelta,
sin saber en qué andén se bajarán para siempre mis recuerdos, donde dejaré todo mi legado.
Viví intensamente lo bueno y lo malo.
Aprendí a no quererme y a amar cualquier cosa, sin importar si en mí
hubiese causado daño.
Dejaré dos hijos por el camino,
que fueron y son mi vida,
por los que moriría si tuviera que elegir, sin pensarlo.
Ahora que ya estoy de vuelta
y que el vino está más dulce que amargo,
doy gracias a quien corresponda
por haber sentido tanto en esta vida…
Para lo bueno y para lo malo.
Se acabaron las prisas.
Y en cualquier momento espero
el descuido de una vida
que hasta hoy siempre me ha cuidado.

Poema propio.
Fuente de la imagen… IA

