con la esperanza de que la sonrisa
acaricie un nuevo amanecer,
que la lluvia de mis ojos
no tape los rayos del sol
que en mí alma oscurecen
aunque en ellos
sea presente la luz del día.
Los minutos pasean sin descanso
por las manecillas del reloj,
el deambular de sus horas
poco a poco se terminan,
y el silencio de la noche levanta
al vuelo sin querer su voz.
Pasó el tiempo
y volví a tener la misma compañía,
el desconsuelo y la soledad
conmigo otra vez dormían.
No salía mi vida…
de esta amarga rutina.
Poema propio.
Fuente de la imagen:
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