La vi tan cerca
como también ella me vio a mí.
Me arropó el sudor frío
entre azulejos blancos y sillas verdes
sin nada ni nadie en ellas
que algo pudieran decir.
Solo paseaba por la mente,
pasajes de una vida
donde tantos y tantos errores y contratiempos grabados fijos quedaron en el recuerdo que a lo largo de su tiempo cometí.
Inmóvil y sin prisa a nadie
pude decir hola y adiós,
me acompañaba solo un respirador
y un silencio que solo él rompía
dentro de mí.
La muerte vino a verme
y sin dolor la acompañé de forma prematura
allí donde todos tenemos un sitio donde para siempre dormir.
Poema propio.
Fuente de la imagen:
https://pin.it/756Ep1a