Escuchamos las noticias y el Prime time del informativo de TV siempre es lo más macabro del día, la noticia que nos ayude a quejarnos, a exclamar el rechazo de todo lo que sucede…
Pero ya no duele.
¡Cómo han podido enseñarnos a la hora de la comida, ver la muerte y sigamos masticando como si formara parte de un menú cuando la vida en según que sitios no vale nada y seguimos de plato en plato!
Viviendo en los ojos el horror
porque de los demás ya nada nos afecta ni nos duele…
Ni la guerra ni el hambre,
ni el maltrato, al contrario,
lo necesitamos porque en nuestro interior y subconsciente solo nos interesa nuestra suerte.
Estamos acabados como ser humano sociable y tolerante
cuando el dolor de los demás nos es totalmente indiferente
y no vemos más allá de nuestro ombligo, aunque la tragedia sea nuestra vecina, nos pida ayuda
y como fiel sordo no escuchamos la penumbra y la adversidad de quien a gritos suplica vida, en vida no me entierres.
Hay tristeza cuando la mentira domina al engaño.
La riqueza es tan injusta con la pobreza
y que alguien como nosotros decida subirte a un estandarte
o en el suelo pisarte de forma caprichosa según donde nazcas
el color de la piel y si cuando abres por primera vez los ojos
descansas en una encantadora
cuna o, por el contrario, te meten en un catre.
Que nos importan las miserias y el sufrimiento de los demás
mientras yo pueda saciar mi vida viendo sin que el corazón por un momento se pare
el prime time de las tres de la tarde.
Relato propio.
Fuente de la imagen… IA