en un futuro incierto
dónde su verdad de momento
su salida no encuentra.
Mujeres dispares de atrevimiento
cruzan paso a paso y durante noche y día ese castigado paso de cebra.
Una, qué se atrapa
al bolso con miedo
a que se desmorone en el suelo
su protectora vida,
la otra, brinca desafiante con las manos en los bolsillos cómo la que lidia una batalla y su tiempo al reloj siempre supera y gana.
Siete hombres se entremezclan detrás de ella…
Tres, casi en fila
fijan su mirada
al suelo por donde pisan,
otro, vive espectante y curioso
y para otro lado siempre mira,
inadvertido aparece un viajero, neutro y desenfadado como si siempre por este paso
su viaje empieza o termina,
por último camina por él,
«don caballero»,
desafiando el orden
desafiando la crítica,
llevando por montera y sin decir palabra un discurso bajo sus trapos…
ese traje de hombre cordobés que muchos quieren vestir y que por vergüenza en el armario olvidan.
Así somos…
unos lentos y otros deprisa,
unos cautelosos
y otros deseando nueva vida,
unos con la cara al viento
y otros…
respirando sus mismas mentiras.
Poema propio:
Fuente de la imagen,
Cedida por su autor :
Agustín Viudez.