porque ya sé que nadie,
que yo solo la quería.
Mis ojos la encontraban guapa
cuando fijamente me miraba,
y una sonrisa en mi boca aparecía.
Muñeca como yo, de un mismo destino,
pasajeros que en nadie están toda la vida.
Un poco de mí se fue con ella,
y el resto se quedó en llanto
cuando la dejé tirada y sin vida.
Tardé en despedirme por si me decía algo,
a duras penas pude doblar la esquina.
El dolor quise en un sobre guardarlo,
pero es tan grande su pena que vivirá en mi corazón para toda la vida.
Al volver a casa ya vi que no estaba,
que alguien se hizo de su compañía.
Espero que me llame pronto,
porque si no vive…
tampoco merezco yo la vida.
Poema propio.
Fuente de la imagen… Propia