
por sus aceras empedradas
derramo mi pensamiento
y sus sueños,
siempre que respiro su aire
en mi corazón se paraliza el tiempo.
Todo se vuelve puro y limpio,
el rechinar de las aves,
el acento seseante
ante cualquier encuentro,
la noche limpia y estrellada
mientras al día le entra el sueño.
Siempre se queda un trozo
de mí allí enterrado
cuándo de esa blanca aldea
me alejo.
Maruanas…te quiero.
Poema propio.
Fuente de la imagen:
https://www.arquitecturacontemporanea.org/cordoba/portfolio/poblado-maruanas/