No era nadie en mí cuando
por primera vez nos vimos.
No sabía de él ni de por qué vino
a vivir al lado mío.
No es fácil su vida.
Su bajo tono de voz apaga
el fuego interior que cada día,
en los suyos, arde.
No tiene carga ni horas para los demás.
Siempre con alguna bolsa va,
con comida para saciar
a quien, con toda su alma, quiere
el hambre.
Es amigo de sus amigos,
es verdadero hermano de hermanos.
Pero sobre todo, y por quien lucha cada día,
sus hijos, para que nada les falte.
Amigo Luis, gran padre de padres.
No sé si el tiempo será justo
contigo algún día.
Si tendrás un poco de lo que das
cuando a ti algo te falte,
pero sí te digo desde estas letras
que siempre tendrás en mí un hombro donde apoyarte.
Luis, amigo de amigos,
hermano de hermanos,
Y de sus hijos,
padre y madre.
Te ganaste ya el merecido cielo,
Que la tierra algún día te devuelva
lo que tanto das, y que a ti, como tú haces en los demás, en tu corazón nada te falte.
Poema propio.
Fuente de la imagen… Propio