Hoy no puedo felicitarlo. Hoy no puedo desearle un buen día. Porque alguien decidió que en su vida ya no pueda cumplir más años.
Maldito destino que, tan joven, se lo ha llevado. Qué injusta la vida, con lo bien que él la había tratado, y que haya sido tan despiadada y cruel, dejándonos huérfanos de su presencia, donde solo era paz lo que se respiraba cuando se estaba a su lado.
Hoy no puedo felicitarlo. Hoy, mi amigo Javi cumpliría 62 años.
Hoy solo puedo regalarle este poema y, con mi recuerdo, decirle al cielo que vivo seguirá en el corazón de todos los que, en su día, él desde el suyo, en vida, también había amado.
Hoy no puedo felicitarlo. Hoy serían velas de 62 años que un caprichoso destino, de nuestras vidas, tan feliz momento nos ha robado.