Ayer quise, de nuevo, quererla y sentirla. Abrir de nuevo mi corazón para que lo encontrara. Quise olvidar todo el daño pasado Y olvidarme de todo lo que ahora de ella me aleja, Aunque ello sea también ahora a quien más amo. ¡Qué iluso de mí! ¡Qué pobre pensar que podía en ella haber cambiado algo! Sentí en la cara el desprecio, Pero es su interior quien me convenció, y no el hecho del desagravio, Porque en ese momento sentí que ya no soy nadie a su lado. Hoy me invade la tristeza, Porque, al final, solo en mi vida he quedado. Y un sentimiento de culpa me corroe, Porque a mi nueva ilusión, igual que ella conmigo, Yo también, en el pensamiento, he traicionado. Es por eso que también merezco castigo, Y aunque me sienta yo traicionado, Acepto que en la vida ahogado muera de amor, Porque mi amor nadie lo ha querido y tampoco a nadie pude darlo.