Entrevista en Silencio y un poco más
(una entrevista poética sobre el sentimiento cuando se respira por cualquier esquina sin ningún cuidado).

—Buenas tardes —me dijo Luis, la tenue voz tras el micrófono—,
desde «Un poco de todo y algo más»,
su programa,
donde ahora construye su vida y sueños.

Hoy nos acompaña quien escribe
con el pulso desnudo del alma.
Cuéntanos,
¿qué sientes cuando escribes?
¿Y qué piensas de lo que no se habla, porque solo son sus silencios los que más ruido hacen cuando hablan?

Así empezó todo…
40′ de distendidas palabras.
—Siento que respiro con letras,
que el mundo, aunque ruja o se calle,
me habla y lo siento por dentro.
Escribo no para entender la vida, porque nunca y siempre me sorprende,
sino para escucharla: cómo me puede hacer feliz y, a la vez, doler.
A veces, la tinta es consuelo;
otras, una herida abierta en voz baja.
Y otras, donde mis sueños siempre duermen.

—¿Y de dónde vienen esos pensamientos,
esos que rozan lo más profundo?

—Vienen del abismo,
del rincón donde la infancia aún llora,
del susurro que escuchar ya nadie quiere.
No es que yo tenga sus respuestas,
es que me arden las preguntas.
Y escribir es abrir la piel a tiras,
y a veces complejo entenderlas.

—¿Qué esperas de quien te lee?

—Nada…
o tal vez todo.
Que se encuentre en mis quebrantos y grietas.
Que se permita no entender,
pero sí sentir.
Y encontrarnos en nuestras soledades tan necesarias,
donde sería imposible vivir sin ellas.

Y así,
con la voz temblando entre sílabas,
la entrevista se fue apagando
como se apagan los días largos:
con un silencio que lo dice todo.
Y con otro sueño cumplido y logrado.

Solo fue «Un poco de todo y algo más».
Quien me acompañó en ese momento,
y quien al final, conmigo,
se fundió en un abrazo.