como si fuera cualquier día,
como si cada día se repitiera,
como si fuera a no pasar nada,
como si la rutina fuese eterna.
Salió el sol a la misma hora,
por el mismo sitio,
como si siempre
el mismo lugar fuera.
El frío se acercaba,
pero el otoño no dejaba
como al verano su primavera.
En el despertar como siempre
el agua tibia separaba
los ojos de su adormidera,
y el pensamiento siempre ocupado,
como una montaña rusa
viajaba en el pasado
y en un presente inquieto
con sed de calma que no saciaba
ningún licor
que mi garganta conociera.
La comida parecía un manjar,
siempre que venía mi hijo
su madre se esmeraba,
ni mucha ni poca cantidad,
platos que a su gusto siempre estaban cada vez que venía al lugar.
Un café solo para terminar,
y el pecado de un dulce
sin castigo de sobremesa.
Estaba más sonriente de lo normal,
estaba lleno de gracia, cuando de repente lo soltó…
«Abuelo»…
Voy a ser papá…
si es que en ocho meses nada
cambia y no hay malestar.
No supe qué decir,
nada pude hablar,
solo me abracé a él sin mirar,
juntamos nuestros corazones
y a esperar…
la vida volvió a sonreír
cuando más me hacía falta
en este mismo día
donde ya otro nunca será igual.
Poema propio.
Fuente de la imagen :
Propia.