al otro lado una voz extraña y suave
mi nombre dejó en el aire,
un presente como sorpresa en mis manos quería dejarme.
Un ramo de flores vestido de colores qué sin navegar
cruzó el océano sin despeinarse.
En su travesar quiso dejar
la pasión de un fervor
qué sin saber cómo empezó
ya tiene miedo a que algún día
en su caudal naufrague.
De Rubí zafiro dijo el eco de su voz,
y con eterna ilusión su ofrenda me llegó cuando en mis manos sintió
el aroma de su flor
en una declaración de amor qué quiso estar tan cerca de mí aunque su aliento viva tan distante.
Rompieron en llanto de felicidad los dos entre el néctar de la ilusión
regando con lágrimas su ardor en aquel ramo de amor
diciendo en su tarjeta… «hasta mi muerte quiero amarle» .
En cautivo jarro el ramo descansa
siguiendo su aroma vivo porque no existe tiempo que lo marchita…
ni nadie que sus flores de él separe.
Poema propio.
Fuente de la imagen… Propia