
Dicen que después de la tempestad
viene la calma,
que el tiempo cura las heridas
y que las mentiras tienen
cortas patas.
Que al final todo se sabe,
y que tarde o temprano
llega el karma.
Decisiones de vida
que a veces son tempranas,
que juegas sin apostar,
sin saber si estás siendo bendecido
o vendiendo al diablo el alma,
a veces difícil de cambiar
porque ya donde nacemos
y con quién,
decide que seremos,
sin que mucho
pueda cambiar nada.
Qué suerte la mía de poder
escribir unas letras,
mis padres un bolígrafo me dieron
y no fusil de carga,
¡Cuánto dolor en mi pensar!,
de quien no tenga la libertad
de poder o no usarla.
Poema propio.
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