Eres dueña de mi desespero,
grito que desgarra mi silencio,
aroma de un frío adiós que quedó empañado cuando me dijiste que aquel sería tu último beso.
Así vivo tu ausencia en mi corazón entre eterno dolor
que no viaja pasajero.
Quise escribirte cuatro letras
para que supieras
que sin ti soy nadie,
declararte mi amor en un poema que solo tú pudieras leerlo, recitarlo y a mi oído susurrarle.
Daría todo lo que tuviera
por haber sido tuyo y verdadero
solo un instante,
quizás sin merecerte por no apagar el fuego de tu pasión…
ni como marido ni amante.
Poema propio.
Fuente de la imagen… Propia