Volvió el ruido de los silencios rotos,
de las miradas perdidas sin un destino donde descansar los ojos.
Calles y avenidas anchas, pero estrechas,
donde pisar siempre
con prisas el empedrado.
Sin distancias cortas
donde improvisar caminos
que lleven a lugares descuidados.
Perros siempre atados por las esquinas,
sin libertad de corridas y saltos.
Caras serias se perciben
cuando el aroma del primer café te sirven,
por el descontento de quien en el trabajo no te mima y te sientes explotado.
dormidos y profundos sueños viajan
como hábito de descanso en el bus o en el metro…
o en el parque sentados en cualquier banco.
La ciudad emerge…
La calma siempre pierde la partida
cuando aparece el primer rayo de sol,
sentado en los brazos de cualquier tejado.
Poema propio.
Fuente de la imagen… IA