Amanece el día como si nada hubiera pasado, como si en ti no hubiera sido nadie, ni en ti vivido.
Quise saber de ti y de tu nuevo destino, quise saber si vives viva o si estás llena de vacío, si la suerte te acompaña o si son lágrimas grises quienes visten tu vestido.
Amanece el día y parece que de mí, ya todos los días te has ido. Mi razón no llega a entender tu abandono y olvido, donde no merezco palabra, como si en esta vida hubiese sido tu mayor enemigo.
Amanece el día y solo te digo que solo me dediqué a quererte. Y aunque ya no sea nadie en ti, tengo como divino castigo haberte amado como a nadie amé... y conocerte como a nadie he conocido.