Amanece el día
como si nada hubiera pasado,
como si en ti no hubiera sido nadie, ni en ti vivido.

Quise saber de ti y de tu nuevo destino,
quise saber si vives viva
o si estás llena de vacío,
si la suerte te acompaña
o si son lágrimas grises quienes visten tu vestido.

Amanece el día
y parece que de mí, ya todos los días te has ido.
Mi razón no llega a entender
tu abandono y olvido,
donde no merezco palabra,
como si en esta vida hubiese sido tu mayor enemigo.

Amanece el día
y solo te digo
que solo me dediqué a quererte.
Y aunque ya no sea nadie en ti,
tengo como divino castigo haberte amado como a nadie amé...
y conocerte como a nadie he conocido.

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