
Quiso el destino
que estos versos
le escribiera,
qué en un poema mi amor
por ella sintiera.
Casi cada día veo el brillo en sus ojos,
en los labios cuándo desprenden
su sonrisa limpia y abierta,
casi cada día mi alma goza
cuándo escucho de su cara el ruido de sus pequeñas y mágicas muecas.
Casi cada día la deseo,
pero es el alba como su nombre
el que duerme en mi horizonte
y con Alba cada día
mi corazón sueña y despierta.
Alba de mañanas radiantes,
Alba de nadie…
Alba, solo de ella.
Poema propio:
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