corriera por mis dedos,
me los lleve a mi pecho
para secar la pena
donde viven todos mi recuerdos.
Miré al espejo,
vi un hombre cansado y viejo
que nunca quiso dejar de alguien ser.
Sequé las miserias en
la toalla el pasado
y en el futuro con una cómplice sonrisa la dejé caer.
Salí a la calle de mis deseos
y seguí caminando por los surcos
de una vida que a cada instante
vuelve y vuelve a nacer.
Poema propio.
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