
No sé si le van a gustar estos versos,
pero tengo que hacerlo.
¿Cómo escribir a la corrección
y no al desperfecto,
a la soledad, cuando estando solo,
es solo cuando mejor escribo y recuerdo?
No sé si le gustarán estas letras,
que a veces riman y otras son libres
de no hacerlo.
Son presencia, como Aureli cuando
atraviesa la puerta, y con una sola mirada en su cabeza tiene todo el terreno.
Coge su pala y, sin importar a quién,
con unos golpes empieza el entreno.
Tuve la suerte de estar a su lado
y pasar unos buenos momentos.
Tiene una barrera secreta,
pero cuando sonríe, ablanda esa imagen,
que sin saberlo da tanto y tanto respeto.
Vive en el señorío y la elegancia,
pero no es dominante ni dominada,
aunque sí luchadora y amante
de no ser pisada,
sin pisar ella tampoco
ninguna rosa en el jardín.
Así es Aureli.
Yo, que la vivo ahora
en las distancias más cortas,
un reto recibí de ella,
y mi mano se atrevió a escribir
a una francesa española que juega como nadie a su amor,
que no es otro que el tenis de mesa.
Poema propio.
Fuente de la imagen… Propia