con los ojos bien despiertos,
pausado en su caminar.
Su tono de voz tan dulce y tierno,
con tal delicadeza llegó a mí, como cuando al primer amor se le da el primer beso.
Me dijo que venía para probar.
Ya vi que pronto era mi deseo
que estuviera a mi lado,
que juntos llegaríamos lejos.
Se dejó engañar por mí,
vio en mí a un hombre de saber y respeto,
igual que yo vi en él las ganas de luchar, crecer y vivir en cada entrenamiento.
Hace ya un año que está conmigo. Mejoró tanto que como ayudante lo tengo.
Solo transmite paz a los demás,
pero cuando compite no tiene amigos,
porque su lucha es ganar y ganar,
buscando siempre el golpe perfecto.
Ha dejado un legado en nosotros,
un lema que cada día todos escuchamos con devoción:
«Antes de jugar, siempre mirar al rival y decirle BUEN PARTIDO.»
Y con este ritual, Alejandro, mi ayudante,
gana casi todos los torneos.
Poema propio.
Fuente de la imagen… Propia