Cuando la tristeza me cobija,
recuerdo aquella casa de los Frailes 14,
que me hace sentir
por todo lo que en ella he vivido.
Percibo tristeza y miedo al ver cómo se desvanecen en mi pensamiento
imágenes de una niñez feliz
que poco a poco se van quedando
en estantes
de la memoria vacíos.
Aquellas calles estrechas, paredes de cal blanca,
balcones floridos y una cultura viva y misteriosa bajo nuestros cansados pies sobre el pensamiento
de grandes sabios, poetas, árabes, romanos y judíos.
Gentes de cordobeses seseos y de
saludos extrovertidos,
casas de vecinos donde se compartía la cocina, el váter
y de nuestras vidas lo más íntimo.
Sin horas de entrada ni salida,
sin dinero en los bolsillos,
con juegos de calle y hasta que la noche caía rendida a suelo tendido.
Tengo miedo y tristeza de que todo quede en el olvido,
de irme de esta vida sin recordar
que un tiempo fui feliz, aunque al vivirlo en la inocencia
no sabía que sería lo mejor que había
mi corazón sentido.
Poema propio.
Fuente de la imagen… IA