No se acaba de ir…
De hecho, vivirá siempre en mí.
Se acerca de nuevo su cumpleaños.
Y muchas veces creo que me va a decir algo,
Que sigue descansando en su cuarto,
Donde sufrí su agonía,
Donde tantas lágrimas le escondí.
Hoy la he vuelto a ver por aquí.
Qué pena tan grande no poder decirle:
«Felicidades de nuevo, mami.»
Y cuánto me reprocho
Decirle tanto en la distancia que la quiero,
Y en vida, cuando delante la tenía de mis ojos,
No supe decirle cada día con dos besos
Lo mucho y más grande que era para mí.
No puedo describir en palabras
El amor de quien en vida de verdad es
La única persona que puede dar la vida por ti.
Qué pena tan grande, madre…
Desde aquel día en aquel lecho
Que dejé tu pulso de sentir.
Poema propio.
Fuente de la imagen… Propia