
Se presentó ante mí
quizás un poco tarde,
y ahora que pude sentir
en la mía su mano,
solo piensa de la suya
poco a poco y con alivio soltarme.
Me enamoré de ella cuando desnuda fijó en mis ojos su inocencia,
quedando los míos de su cuerpo prendados y entre sollozos
de alegría y pena
le suplico que no me deje…
Qué la estaré cuidando hasta que mí muerte y ella quieran.
«Vida»,
qué con todos y nadie te quedas,
¡Qué pena qué te encontré
cuándo nuestros tiempos se alejan!
«Vida»… qué pena
Poema propio.
Fuente de la imagen:
https://pin.it/1eC86fp