
Con la presencia del hijo como si cada día lo fuera…
Tomará café con su abuela
como si cada día ella lo viera,
comeremos alrededor de la palabra, sentimientos y emociones como si el hambre cuando estamos juntos por amor nos quisiera.
Mi madre con sus 95 años,
él con su compañera
y sus treinta primaveras,
la mía como cocinera, anfitriona, y el servicio a la eterna paciencia.
¡Y yo!
¡Ay, y yo!
Yo no tengo edad para explicar
el amor de ese momento,
donde tres generaciones de alegría y sufrimiento viven
la esencia de la vida
Alrededor de una mesa.
Puede ser que para el resto
de la vida sea un día cualquiera.
Para la mía, de los pocos y bellos momentos que guardaré siempre en mi pequeña cartera.
Poema propio.
Fuente de la imagen: Propia.