
La tuve de nuevo entre mis brazos,
andaba ya sobre sus primeros pasos.
Ya recibo de sus labios
los primeros sonoros besos.
Articula pocas palabras,
pero entre mis sueños
ya la siento decir, no sé
si avi o abuelo.

Qué feliz soy
cuando su cara descansa en mi pecho,
cuando me mira su mirada
y con sus muecas repite y repite
lo que sus ojos están viendo.
Júlia, mi tesoro,
mi vida sin tormento,
no la quiero más que sus padres,
pero tampoco la quiero menos.
No es cada día cuando la veo,
ni la echo mucho de menos porque conmigo siempre vive en el pensamiento.
Poema propio.
Fuente de la imagen… Propia