Tengo en mi vida tantos silencios, tantos callados pensamientos, que vivo preso y cautivo en mis deseos y en mis fantasías de desvelo. Solo puedo ser amante de la soledad, que es solo donde, y a quien, amar puedo.
Sé que ya no soy dulce de deseo, que ha pasado mi tiempo para ser en nadie consuelo, pero mi corazón necesita amar, porque de amor hace mucho —y un poco más— que en mi vida no tengo.
Ahora que ya solo visto las arrugas del tiempo, que las canas hacen de mi vida, que baje la mirada porque puede ser pecado, según quien mire, porque la pasión por querer aún no ha muerto.
Ahora solo me queda pensar que otra vida tendría que vivir para poder amarte, si es que puedo.