Las arrugas del tiempo
parpadean la mirada.
Manos inquietas bailan
sin música que para ellas
nadie tocara.
El caminar se hace torpe y lento
que como hormigas
hasta su hormiguero
paran y paran.
A ningún sitio se llega ya tarde.
La vida siempre espera
con la puerta abierta y
de largo pasamos a deshoras,
y sin ella a ninguna parte.
Poema propio.
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