se apodera de mi mente,
el pensamiento desvelado
no quiere un amanecer que asesine
de nuevo una larga y fría noche.
Las palabras se vuelven toscas y confusas.
Al lado de mi almohada queda
nadie que me consuele.
La cama se me hace grande,
el techo, rutina,
y las cortinas entreabiertas
por si un soplo las despeina
y dejan entrar un sueño
que a esta pesadilla de vida despierte.
Poema propio.
Fuente de la imagen IA