Qué cansado estoy de las palabras que no dicen nada.
De aquellas que más mienten cuando más te hablan,
de aquellas letras que solo te quieren
si dices "amén" con la cabeza gacha.
Prefiero un fiel silencio como compaña,
una sonrisa inocente y la caricia de una mano
cuando en la tuya está entregada.
Qué cansado estoy del sosiego
cuando tus ojos no me dicen nada.
