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Solo fue un miércoles
de cualquier mes,
ni más temprano que tarde,
sin saber si casualidad o destino en mi vida apareció ella sin su porqué.

Me estremecí al sentir
la bondad de sus manos,
sus ojos radiantes
iluminaron los míos
hablando de las pequeñas cosas que grandes en nosotros viven
si se saben ver…

Su gesto sincero
escuchando atenta girando su tez,
fijando la emoción de sus ojos en mis labios de los que solo amor y felicidad en ella quiso mi garganta desprender.

Montse feliz,
así la llamé,
ferviente de sentimientos,
piel de emociones vividas
y un corazón de cielo que aquél miércoles encontré.

Me despedí con un hasta luego,
ya amiga de su vida para siempre en la mía,
y de Montse…
solo me enamoré.

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Poema propio.
Fuente de la imagen :
Cedida.