Ya no te subas al tren de mi vida.
Tampoco bajaré en el andén donde tú vivas.
No temas, que no llamaré a tu puerta,
no molestaré a quien en mí ya no quiere ser molestia.

No me arrepiento de haberte conocido
ni de, por un momento en la vida, viajar contigo.
No voy a rogarte que estés a mi lado
si ya no tenemos el mismo destino.

El convoy de mi vida sigue en marcha,
no puedo mendigar a quien ahora es bella y rica en los brazos de otros brazos.

Ya sé que estas palabras no te empañarán,
aunque yo, al escribirlas, por ti esté llorando.
Pero tengo que querer más a quien conmigo quiere estar y seguir viajando.

Ya se que no te perderás más en el tren de mi vida,
ya sé que siempre en ti pasará de largo.
No quiero ser estorbo donde solo queda olvido
y lo pasado, como si nada hubiera pasado.

Es difícil de olvidar
a quien un día dijo que en su corazón
por mí hubo un amor apasionado.





Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *