Marcho a cualquier lugar
sin saber de hospedaje,
las maletas de la vida me enseñaron
a que ya no quiero ser de nadie.
Sufrí tanto dolor en silencio,
tantas lágrimas secas y no mojaran a nadie que ahogue mi alma en el vacío de una vida que a nadie le importaba, siendo criada de trapo en mano y delantal ajustable
sin el abrazo de quien un día dijo si
ante el altar y con un beso ante dios dijo
toda la vida respetarme.
Marcho sin decir adiós.
No quiero ser el desahogo de la noche
y de día cualquier mueble manejable.
Sin lágrimas pero con el corazón roto
de ser tanto tiempo nadie.
Poema propio.
Fuente de la imagen… IA