
Brillaba entre oscuras ramas
y en su amanecer
la esbelta luz quedó fija
en mi mirada.
la luna despertaba.
No tuve tiempo de hablarle
aunque ella siempre escuchaba,
un poema quise escribirle
pero la prisa de la ciudad
sin tiempo no dejaba.
Agradecí el momento
y el instante de aquella estampa.
Ingrid me advirtió…
Mirala, mira que guapa esta,
antes de que te vayas.
Poema propio.
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