
Solo necesitó un poco de atención
para que se abrieran sus pétalos de corazón.
Era tan grande la pequeña cárcel donde vivía,
y tanto tiempo su desazón,
que cuando le dijeron «hola»,
pensó que sería el amor de su vida,
el que siempre, tanto y tanto,
en su alma esperó.
Todo fue fruto de un sueño,
de alguien que caminaba y,
por un instante, por su vida se acercó.
Dio de beber a sus sedientos labios
con el licor del deseo,
y sus noches volvieron a ser desvelo
y suspiros
por un beso de pasión.
Aquel idilio quedó entre versos,
y de aquel encuentro,
solo este poema quedó.
Poema propio.
Fuente de la imagen… IA