
con sus rincones escondidos!
Paseando una eternidad,
sin prisa…
por donde suspiran sus gemidos.
Placer divino
sintiendo su aroma a flor de piel,
solo por esos momento
valió la pena haber nacido.
¡Ay!, amor prohibido,
cuánto que te amé…
sin haberte conocido.
Poema propio.
Fuente de la imagen:
https://pin.it/4Lh6uUt