Soy feliz en la tristeza porque sin mí ella no podría serlo. Entre senderos polvorientos viven mis sueños, a cualquier lugar y momento, sin saber de hospedaje.
Las maletas de la vida viajan conmigo, ligeras de equipaje y sin billete de regreso.
El silencio de la noche abraza mi pensamiento, que, arropado, duerme entre versos, despertando en poesías que dibujan inquietudes y secretos.
De algo siempre quise ser maestro, y, pobre de mí, quedé náufrago del tiempo y un triste novato aventurero.
Soy feliz en la tristeza porque sin mí ella no podría serlo.