La ira descansaba en mi pensamiento.
Dialogaba con el odio,
me vestía en el traje del enojo,
con agua de amargura
bañaba mi cara de rencor,
y en la toalla de la rabia
secaba mi locura.
Encontré en mi mesa
lápiz y cuartilla,
quedaron en ella
escritos unos versos,
y en las paredes de mi vida
algunas letras sencillas
de libre poesía.
Me enamoré de la vida
y del cuaderno
dónde mi lápiz…
con el corazón siempre escribía.

Poema propio.
Fuente de la imagen… Propia.