Ráfagas de suspiro.
De repente quedas inmóvil, te observas, te paras,
te miras sin prisa y tranquilo al espejo de los momentos
te hablas y dices…
¡Qué maravilloso engaño!
Tantos los instantes que no se han vivido.
Tantas las inquietudes que para nada han servido.
Tantas las preocupaciones por nada
porque nada es lo que te llevas y perdido.
Aún puedo caminar, aunque lentito.
Aún puedo mirar, pero no muy lejitos.
Aún puedo amar, pero es difícil sin interés acercarse a otro corazoncito.
Aún puedo…
Estoy llenando mi vacío,
no me busques porque ya no tengo sitio.
Poema propio.
Fuente de la imagen IA