te despojaste de la ropa que tapaba tu vida y desnuda en el espejo con tu deseo te miraste.
En el pensamiento el anhelo
de quién calmarte no puede hacerlo,
la cruel distancia no sacia la pasión que por ese amor
perdería todo el respeto,
llevaste una mano a tu pecho y la otra donde descansa tu consuelo,
no dejabas de mirarte
de apretar los labios
Y de frotarte hasta que el sudor escalofrío humedeció tu cuerpo.
Ya en extasis y sin control
debajo del agua soñaste
el divino momento
cuándo por sorpresa entré
y entre tus piernas con jabón pude limpiar tanto desespero.
Te sequé gota a gota, beso a beso
hasta que la calma se adueñó del mágico encuentro.
Los dos ganamos la batalla
tú, con tu desahogo y yo,
con haberte hecho mía hasta
el fin de mi secreto.
Salí del lugar sin que me viera
Y tras la rendija vi
que con una sonrisa en sus labios se siguió mirando de gozo en su reflejo.
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Poema propio.
Fuente de la imagen…
Propia