Suspirando por la llegada del amanecer,
la noche en aquel reloj de pared
se estaba haciendo eterna.
Los pensamientos impedían el sosiego,
noche de ojos abiertos.
Entre sábanas
enredados sentimientos,
en su almohada
la cabeza giraba
con las promesas del siguiente día
que jamás se acaban cumpliendo.
La madrugada crecía larga,
el sueño no llegó a tiempo.
Tímida luz asomó por la ventana,
el primer sol despertó su sueño,
para otro quedó…
el imsomnio y mis secretos.
Poema propio.
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