Aparecieron los porqués de la vida
cuando por mi sangre corría
la fantasía del alcohol.
Me decía:
“si solo tengo lo que no necesito,
quizás otro sea el sendero,
o con mis dudas seguir
por el que solo camino…
aunque su tiempo ya esté en mí perdido.
Ahora que estoy más cerca
del final que del principio,
quiero vivir para sentirte,
amarte,
como siempre hiciste
tú conmigo.
De tu boca quiero ser el aliento,
y de tu garganta la voz que susurre al viento:
«¡Vida… cuánto te quiero!» «
Poema propio.
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