y con la duda del no saber,
con los errores de la inocencia,
dos hijos quise educar:
pobres en la riqueza,
¡ricos!,
en la humildad de la pobreza.
Cuando llegue ese día,
el del último beso en vida,
el de la dolorosa despedida,
espero sientan en su corazón
todo el cariño que por ellos sentí yo,
amándolos más que a mi propia vida.
Gracias por haber a mí venido,
gracias por haberme dejado
ser compañero,
gracias, por haberme elegido.
Espero que desde este pequeño escrito,
tengan de mí el recuerdo
cuando la vida se me haya ido,
de un padre que siempre quiso ser…
De Alex y Albert,
hasta siempre su amigo.
Poema propio.
Fuente de la imagen :
Propia del autor.